Ser indignos del amor de Dios es una de las cualidades que describen el caminar de los que a Él se acercan. Podrías llegar a pensar que no eres digno de hacer cosas que te está invitando a hacer por el simple hecho de saber que hay personas mejor preparadas para hacerlo, pero la pregunta real que Dios te haría sería “¿Quién eres tú para saberlo?”
Muchos afirmaríamos que en la palabra de Dios encontramos personas que eran un poco más dignas que nosotros para asumir las encomiendas del Señor. Hablemos de María, una joven normal, nada muy especial, de una familia de clase humilde, no era profeta, ni de la nobleza, posiblemente no educada, a punto de casarse con un hombre mayor, entonces ¿Por qué ella? La respuesta nos la da ella misma:
Entonces María dijo: Engrandece mi alma al Señor; Y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador. Porque ha mirado la bajeza de su sierva, Pues he aquí, desde ahora me dirán bienaventurada todas las generaciones. Porque me ha hecho grandes cosas el Poderoso. Santo es su nombre, Y su misericordia es de generación en generación A los que le temen. (Lucas 1:46-50)
Dime que juntos entendimos la respuesta.. ¿Si?... ¡Muy bien! María no tenía nada especial o diferente que ofrecer, simplemente ofrecía su corazón al Señor. No hay nada que no le pertenezca a Él, y ella lo entendía como tú y yo hoy. Se sentía pequeña e insignificante y posiblemente no entendía por qué ella, pero cuando Dios la llamó, ella alabó su nombre, porque entendía que Dios no le daría la bendición del Salvador y la abandonaría, sino que la instruiría, le enseñaría, la acompañaría y estaría siempre con ella, supliendo todo, si, TODO (a veces pienso que no entendemos esa palabra) lo que ella necesitaba para sacar esa misión adelante.
¿Sabes qué necesita Dios de gente indigna como tú y yo? Corazones dispuestos a hacer lo que Él necesita que hagamos. Si Él es el todopoderoso, el omnisapiente, el Creador y Veedor de este mundo, entonces tiene un propósito en escogerte, ¡No lo discutas más en tu mente!
Nadie en esta vida es indispensable en la obra y planes de Dios, pero te ama tanto, que te escoge porque espera que con eso entiendas quién es Él, y anheles tanto como Él llegar a la vida eterna.
Esto no se trata de ti ni de lo que eres, se trata de hasta dónde quieres llegar en tu vida con Dios. Tu padre hoy quiere que sepas que Él quiere llegar hasta la eternidad contigo, y su mayor deseo sería que tú quisieras lo mismo, así como María, que fue bienaventurada y es reconocida no por santa, ni por milagrosa, porque no había nada especial en ella, y por ello no debiera ser motivo de adoración, sino por su corazón dispuesto a decir SÍ cuando Dios la llamó.
¿Te gustaría decirle Sí hoy al Señor? Entonces no lo dudes más. No pienses que tu pasado, ni tu culpa, ni tus dolores ni tus problemas te separan de Dios, tú solamente atiende al llamado, ve a sus brazos, dile fuerte que aceptas el llamado que hace a tu vida, ve así sucio, pequeño, indigno, y siéntete dichoso de saber que, no mereciendolo, Dios tiene un plan enorme para ti, te ama, y Él mismo se encargará de limpiar y transformar tu vida, porque tú se lo has permitido.
Por: Sebastian Nizo